La Nueva Patologia: La Depresión Infantil

Recientemente ha sido públicado un artículo por el Dr. Eduardo Hernández que propone y  argumenta la naturaleza patológica de la depresión infantil que antes se creía inexistente, pero que no solo ha sido admitida estos últimos años sino que se ha revelado que no son pocos los niños que la padecen.

Sobre el Artículo:

Glosario:

Ortodoxia: es, la opinión recta y verdadera y, consecuentemente, es ortodoxia la doctrina o ideología que es sostenida y defendida por la mayor parte de una sociedad

 

Psicopatología: ciencia que estudia el comportamiento anormal, se encarga por tanto de la observación, descripción y evaluación de la conducta anormal y su el rigen de estas

Distimia: trastorno afectivo crónico de carácter depresivo grave, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado
de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado

 

Sintomatología: conjunto de síntomas que caracterizan una enfermedad.

Anhedonia: la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades.

 

Hiperactividad: conducta caracterizada por exceso de actividad.

Disforia una emoción desagradable o molesta.

Psicodinámica: enfoque psicológico derivado del Psicoanálisis

 

Cortisol: es una hormona esteroideao glucocorticoide producida por la glándula suprarrenal. Se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre.

 

Electroencefalograma : es una exploración neurofisiológica que se basa en el registro de la actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o sueño, y durante diversas activaciones

Electromiograma: técnica para la evaluación y registro de la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos.

Tricíclicos: cadena de tres anillos.

Léxico:

Se puede definir como científico debido a que el articulo tiene un vocabulario específico de una ciencia o disciplina, también conocido como un metalenguaje, por lo tanto para entender el significado de estos términos nos será de gran utilidad el
conocimiento de algunas raíces grecolatinas que son las originarias de gran parte de la terminología médica y psicológica, también podemos enriquecer nuestro conocimiento con reglas de conformación de palabras para ubicarnos un poco más en el metalenguaje mencionado, sin embargo debemos tener en cuenta el contexto en el que se están utilizando las palabras ya que su significado puede variar en gran medida dependiendo de en qué materia sean mencionadas.

Concluyendo, el lenguaje del texto que sigue contiene expresiones especificas de la materia médica y psicológica para concretar síntomas, diagnósticos,  condiciones y tratamientos por lo tanto es necesario ubicarnos en la ciencia a la que se estén refiriendo y tratar de obtener conocimientos previos que  nos faciliten la comprensión no solo de las palabras en sí sino de la idea que se
proponen expresar.

Sobre el Autor:

Eduardo R. Hernández González, egresado de la Universidad Central de Venezuela, con el título de Médico Cirujano (1987) y con el título de Especialista en Pediatría y Puericultura (1992). Realizó una especialización en Terapia de la Conducta Infantil, en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela (1999). El Dr Hernández ha desarrollado una actividad docente y clínica. Ha dictado cátedra en el Instituto Universitario de Audición y Lenguaje (IVAL) y en el Instituto Universitario de Optometría desde 1996 hasta 2000. Profesor de Post-grado en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas,
Psicológicas y Sexológicas de Venezuela desde 1999 y el Post-grado de Desarrollo Integral del Niño de la Universidad José María Vargas desde 2000, formando parte en ambas instituciones como tutor y jurado calificador de trabajos especiales de investigación. Ha sido partícipe en numerosos seminarios y talleres sobre psicología infantil, ha publicado artículos en revistas científicas y no científicas, colaborador del web-side w.w.w.tupediatra.com.

Ejerce como médico pediatra y terapeuta conductual infantil a nivel privado. Miembro de varias asociaciones científicas como la Asociación Venezolana de Orientadores y Terapeutas Conductuales (AVOTEC), la Asociación Latinoamericana de Modificación Conductual (ALAMOC) y la Sociedad Venezolana de Neuropsicología (SONEPSI).

Sobre la Vigencia:

Debido a que 22 de marzo de este mismo año y el trabajo es la síntesis de años y años de investigación y avances es de suponer
que los datos brindados por este articulo no hayan sido modificados, y que si así ha sido no han sido transformados en gran medida, por lo que se puede concluir en que la información y las técnicas estipuladas son aún confiables, adicionando además el que estos hayan sido comprobados y sometidos a diversos estudios confirmando su eficacia y afirmando la idea de que no serán cambiados demasiado.

El Contexto:

El campo de la psicología infantil es uno bastante especializado y de un relativo rápido avance dado que hay muchos temas y enfoques distintos a tratar y también porque la materia de estudio de dicha rama, los niños, resultan ser dignos de extremo cuidado en materia psicológica ya que sus mentes están en formación con una condición muy maleable y manipulable a la que no se puede tratar de cambiar de una manera irresponsable porque esto ocasionaría nefastos efectos de una naturaleza, si no permanente,
muy arraigada a la conducta del paciente y casi imposible de remediar, también teniendo en cuenta que en un futuro pasarán a ser una parte formal y activa de la sociedad.

 LA DEPRESIÓN INFANTIL

Durante un largo período de tiempo la comunidad científica, por estrictas razones
teóricas, sostenía que la Depresión Infantil no existía (coincidiendo
con la poca importancia que se le daba a la salud mental de los niños). Sin
embargo, en el mundo real existían niños deprimidos y algunos clínicos
empezaron a revelarse contra la ortodoxia que vetaba la posibilidad de su
existencia. Esto empezó a ocurrir hacia los años 40 en distintos campos de la
psicología aplicada, y comenzaron a aparecer estudios relacionados con la
depresión infantil, bajo los nombres de Akerson (1942); Spitz (1945); Bowlby
(1951), entre otros.

A principios de los años sesenta Harlow (1961) observa, en los monos separados
de sus madres, exactamente el mismo tipo de conductas que habían señalado Spitz
y Bowlby en los niños. El carácter experimental de la psicología comparada,
produjo un impacto especial para este tipo de hallazgos y comenzó a tomarse un
poco más en serio la posibilidad de la existencia de la depresión en los niños,
puesto que los monos parecían ser capaces de desarrollarlas.

Pero realmente la aceptación de la existencia de la depresión infantil fue
posible gracias al ascenso del paradigma cognitivo de los años sesenta, que
permitía el estudio de los procesos interiorizados. Ya en el año 1975 la depresión
infantil (DI)
fue aceptada por el National Institute of Mental Health, como

concepto y entidad psicopatológica.

DEFINICIÓN:

La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de
tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión
mayor
, cuando los síntomas son mayores de 2 semanas, y de trastorno distímico,

cuando estos síntomas pasan de un mes.

Los partidarios de una depresión infantil específica se ubican en dos
tendencias, a saber: los evolucionistas, que opinan que la depresión
infantil se va transformando según la época evolutiva de la vida del niño en la
que se presenta, sostienen pues la existencia de una DI Evolutiva, y
aquellos que sostienen la existencia de la depresión infantil con una
sintomatología propia, no equiparable a la del adulto, especialmente
relacionada con problemas de conducta, de allí el nombre de DI Enmascarada,
puesto que muchos profesionales equivocan su diagnóstico.

CRITERIOS Y
SÍNTOMAS EMOCIONALES:

Los expertos en el tema de depresión infantil, a través de numerosas
investigaciones han llegado a la aceptación de los siguientes síntomas
característicos y criterios de la depresión infantil (Del Barrio 1997):
tristeza, irritabilidad, anhedonia (pérdida del placer), llanto fácil, falta
del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima,
aislamiento social, cambios en el sueño, cambios de apetito y peso,
hiperactividad, disforia e ideación suicida.

Esta definición operativa puede ser utilizada como guía diagnóstica y tiene la
ventaja de representar un núcleo de coincidencia de un amplio espectro de la
comunidad científica.

¿POR QUÉ SE
PRODUCE LA DEPRESIÓN INFANTIL?

Existen varios marcos teóricos que intentan explicar el origen de la depresión
infantil, así tenemos:

Conductual: a través de la ausencia de refuerzos (Lazarus),
deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos ocurridos en la
vida del niño.

Cognitivo: la existencia de juicios negativos (Beck),
experiencias de fracasos, modelos depresivos(Bandura), indefensión
aprendida(Seligman), ausencia de control, atribuciones negativas.

Psicodinámico: en relación a la pérdida de la autoestima
(del yo-según Freud), y la pérdida del objeto bueno (Spiz).

Biológico: por una disfunción del sistema neuroendocrino
(aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento), por
una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral), y
por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).

En la actualidad más bien se admite una compleja interacción de distintos
factores tanto de carácter biológico como social que sirven de base a la
aparición de las distintas conductas normales y patológicas. Es necesario que
se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar y ambiental que combinadas
dan lugar a la aparición de una conducta desajustada.

En el caso de la DI, los elementos que suponen una vulnerabilidad son de
naturaleza biológica, personal, social y demográfica. (Del Barrio, 1997)

EPIDEMIOLOGÍA
DE LA DEPRESIÓN INFANTIL

Los porcentajes de DI detectados entre la población infantil es
alrededor del 8-10%, de acuerdo a numerosas investigaciones.

Diversos estudios señalan que el sexo femenino se ha asociado sistemáticamente
al incremento de la probabilidad de desarrollar depresión, efectivamente la
sintomatología es más alta en las niñas que en los niños, sobre todo en los
rangos que sobrepasan los 12 años, antes de esta edad es raro encontrar
diferencias entre los dos sexos (Del Barrio, 1997).

En cuanto a la clase social, algunos autores señalan que se encuentra con más
frecuencia en los niños de clase baja y media que en los de clase alta.

INSTRUMENTOS
DE EVALUACIÓN DE LA DEPRESIÓN INFANTIL

Los instrumentos de evaluación de la DI varían en función del marco teórico del
que se derivan y de lo que pretenden medir. Así, cuando se quieren medir las
conductas interiorizadas, se usan fundamentalmente pruebas de lápiz y papel que
pueden ser: entrevistas estandarizadas, inventarios, escalas, cuestionarios,
test pictórico, y otros. Cuando lo que se pretende es medir la conducta
manifiesta se hace observación de conductas, registro de conductas, y
aplicación del juego infantil.

La evaluación de los aspectos biológicos de la depresión infantil se lleva a
cabo con análisis y pruebas objetivas de los elementos físicos que se han
mostrado relacionados con ella. Así tenemos pruebas de carácter endocrino, como
la determinación de los niveles de cortisol y la hormona de crecimiento.
Pruebas como el electroencefalograma EEG (sobre todo durante el sueño) y el
electromiograma EMG (relacionado con la musculatura facial implicada en la
expresividad).

Cuando se revisa la literatura especializada, se define con toda evidencia que
los instrumentos de mayor uso en la evaluación de la DI son fundamentalmente
dos: el Child Depression Inventory CDI (Kovacs y Beck,1977) y el Child
Depression Scale CDS (Tisher y Lang,1974). En la actualidad el cuestionario más
utilizado es el modificado de M. Kovacs CDI de 1992.

Al recurrir a estos instrumentos de evaluación se deben tomar en cuenta algunos
factores como: el nivel de desarrollo del niño, su grado de madurez
intelectual, su labilidad emocional y el carácter interiorizado de la conducta
deprimida, por todo ello es conveniente pasar el cuestionario dos veces.

La entrevista a los padres surge como un instrumento importante de recolección
de datos, tanto del niño deprimido como de la familia. Así como también la
entrevista a los maestros y compañeros de clase.

TRATAMIENTO
DE LA DEPRESION INFANTIL

El tratamiento de la depresión infantil ante todo debe ser individualizado,
adaptado a cada caso en particular y a la fase del desarrollo que se encuentra
el niño, en base a: su funcionamiento cognitivo, su maduración social y su
capacidad de mantener la atención.

Debe además involucrar de una manera activa a los padres, y realizar
intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, social y escolar)

El tratamiento se divide en tratamiento de fase aguda y fase de mantenimiento.

El tratamiento en Fase Aguda, incluye: Psicológico, Farmacológico y Combinado.

Las Terapias Psicológicas más utilizadas son:

• Cognitivo-Conductual: se basa en la premisa de que el paciente
deprimido tiene una visión distorsionada de sí mismo, del mundo y del futuro.
Tales distorsiones contribuyen a su depresión y pueden identificarse y tratarse
con esta técnica.

• Conductual: se basa en la aplicación de técnicas de modificación
conductual, manejo adecuado de situaciones, etc.

• Psicodinámica.

• Interpersonal

• Familiar.

• Grupal y de Apoyo.

El Tratamiento Farmacológico: se basa en el uso de drogas como:

• Antidepresivos Tricíclicos, para lo cual se requiere un EEG basal, y
mediciones de tensión arterial, frecuencia cardíaca y peso.

• Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina ISRS, son en la
actualidad los más utilizados, por su eficacia, aparente bajo perfil de efectos
colaterales, baja letalidad por sobredosis y fácil administración una vez al
día.

El Tratamiento Combinado, que incluye fármacos y terapias psicológicas, ha
demostrado ser lo más adecuado en la actualidad.

Así mismo, el Tratamiento en Fase de Mantenimiento va a depender del estado
clínico del paciente, su funcionamiento intelectual, su sistema de apoyo, la
presencia o no de estresores ambientales y su respuesta al tratamiento.

A modo de
conclusión, en la actualidad la existencia de la depresión infantil es un hecho
comúnmente aceptado por la comunidad científica especializada, por lo que ha
cobrado gran importancia su estudio y tratamiento. Algunos han llegado a
denominar a la depresión como la enfermedad del siglo XXI.

Dr. Eduardo
Hernández González

Médico Pediatra y Psicoterapeuta Conductual Infantil

Sobre la ley 100 y la etica médica

Este es un artículo que fue  publicado en Semana sobre la opinión de varios médicos sobre el tema que causa controversia en la actualidad: La Ley 100.

Ley 100 y ética médica

De
las 47 personas que escribieron a SEMANA.COM, siete eran médicos. Para seis de
ellos, hablar de negligencia médica sin hablar de la estructura de las EPS, es
imposible.

Miércoles 25 Octubre 2006

“La relación médico paciente se ha convertido
en mirar a la pantalla y llenar una estadística”, afirma uno de los médicos que
escribió a SEMANA.COM cuando solicitamos a los lectores que nos compartieran
historias sobre negligencia médica.

La mayoría de los casos en medicina podrían resolverse sólo con tener el tiempo
de mirar al paciente cara a cara y diagnosticarlo, coincidieron varios médicos.
Todo esto, apropósito de las modificaciones que ha introducido la ley 100 de
1993 en el ejercicio de la medicina, a través de las EPS, Entidades Promotoras
de Salud.

De
las 47 personas que escribieron a SEMANA.COM, siete eran médicos. Para seis de
ellos, hablar de negligencia médica y de la medicina actual sin hablar de la
estructura de las EPS, es imposible. Este artículo responde a esa solicitud.

El problema

De acuerdo con los testimonios de los médicos que nos contactaron, no es
posible dar una buena atención a sus pacientes cuando el tiempo que pueden
dedicarle a cada uno es mínimo. Según ellos, en una EPS deben atender hasta
cuatro pacientes por hora, lo que les deja apenas 15 minutos por paciente.
Adicionalmente, en cada cita deben llenar la historia clínica que según dicen
tiene usualmente más de 30 parámetros, y en muchas ocasiones diferentes
formatos para solicitudes adicionales. Eso les toma entre cinco y doce minutos.
Según esos cálculos, la atención al paciente cara a cara tarda máximo diez
minutos, mínimo tres.

Al respecto, José Fernando Cardona, ex secretario de Salud de Bogotá y médico,
asegura que eso es discutible. Según Cardona, lo normal es que un médico, sin
restricciones de tiempo tarde cinco minutos con un paciente y 30 minutos con
otro, para él dedicar más tiempo a cada paciente no es garantía de buena
atención. De hecho, afirma, hay estudios que demuestran que un médico puede
tardar dos horas frente a un paciente y no saber qué tiene.

Otra queja en la que coinciden varios médicos, es que las EPS les restringen la
formulación de ciertas medicinas, la prescripción de exámenes, la remisión a
especialistas y la programación de cirugías. Nos cuentan que sus contratos no
son renovados si tienen frecuencia alta de este tipo de órdenes y que reciben
permanentemente amonestaciones verbales.

El médico Gonzalo Díaz, especialista en ultrasonido, opositor de la ley 100 y
autor del libro: “La ley cien: el paseo de la muerte”, anota al respecto que
las EPS proceden de dos maneras para disminuir los costos. Una es premiando a
los médicos generales con aumentos en sus salarios cuando reducen el número de
exámenes. La otra es amonestando o amenazando a los especialistas públicamente
de manera verbal o escrita, cuando piden más de cierto umbral de exámenes.
Igual funciona con la formulación de drogas, la programación de cirugías y la
interconsulta con especialistas, asegura Díaz.

De acuerdo con Cardona, este tipo de prácticas no deberían darse en las EPS
porque estarían violando la ética de los médicos, él critica estas posturas
afirmando que en la normatividad colombiana no se encuentra nada que induzca a
las EPS a actuar de esa manera, que califica como inmoral. Para él, las
decisiones sobre procedimientos y prescripciones que se toman en una EPS
deberían ser resultado de la discusión entre pares, es decir especialistas de
diferentes temas y no de criterios administrativos.

La proliferación de médicos egresados de Universidades con poco reconocimiento
académico es otra de las quejas frecuentes de parte de los médicos que nos
contactaron. La calidad de la medicina se empobrece y además genera un exceso
de oferta de profesionales de la salud, explican.

Los médicos se quejan también de su remuneración económica. Los médicos
generales, que han estudiado siete años, entre la carrera, el rural y el
internado, reciben aproximadamente 10.000 pesos por una hora de trabajo. Los
especializados, que han dedicado más o menos entre diez y doce años a su
formación, reciben el mismo valor por una hora de cirugía que por una hora de
consulta, 30.000 pesos aproximadamente.

Para Díaz, en Colombia hay demasiadas facultades de medicina acreditadas. Él
explica que la ley 100 es la que ha subido la demanda de médicos creando una
necesidad ficticia de profesionales. En últimas, las favorecidas son las EPS,
pues la alta oferta de profesionales de la salud les da margen para pagar
sueldos más bajos, asegura.

Cardona concuerda en decir que la cantidad de facultades ha aumentado de manera
exagerada. Mientras que en los ochentas había cerca de 22 facultades de
medicina, hoy hay más de 50, muchas de esas con mala calidad, pues son
instituciones que no garantizan las condiciones mínimas para los profesionales.

Pero al respecto, Cardona también plantea que se debe resaltar que la ley 100,
de acuerdo a algunos estudios, ha dado más oportunidades laborales a los
profesionales de la salud.

Mientras Díaz explica que las EPS actúan minimizando costos y que el ejercicio
de la medicina a través de estas entidades se contradice con los principios de
de la ética médica. Para Cardona no se debe generalizar al hacer ese tipo de
juicios, dice que algunas EPS tienen comportamientos poco éticos frente a los
pacientes, pero considera que se debe destacar que hay varias realizando un
buen trabajo.

Ambos coinciden en que una prestación del servicio adecuada es, en el largo
plazo más eficiente y tiene mejores retornos tanto para las EPS como para los
pacientes.

Análisis sobre la situación del artículo:

¿Quién habrá realizado el
artículo?

A juzgar por la procedencia del
artículo, la clásica estrategia de abordar distintos puntos de vista externos y
aplicar la característica principal de todo texto expositivo, no dar opinión
propia,  el autor debe ser un periodista
(o reportero) ya que se ocupa de un tema que de seguro atraerá lectores
diversos, lo cual es su objetivo, y para lograr aun más audiencia remite su
lenguaje a uno con el cuan se identifique todo sector de la sociedad evitando
toda expresión exclusiva de una ciencia, trabajo o disciplina explicita, lo
cual revela su oficio.

¿Cuál fue su intención al
escribirlo?

Además de exponer sobre la ley
100 y sus consecuencias buscó esclarecer cada punto de conflicto de la ley
basándose en las opiniones expresados por dos conocedores del tema a quienes
esta ley toda de manera directa. Sin embargo su motivo principal, según él
mismo, fue el responder a las múltiples opiniones, críticas y comentarios
enviados al periódico virtual con respecto al tema de la ley 100 y sus
repercusiones en el sistema de salud y sobre todos los individuos que este
contiene.

¿De qué forma expresa sus
intenciones?

El lenguaje que utiliza es formal
sin salirse del rango de bagaje cultural manejado por la sociedad común y
expresa sus ideas de tal forma que se note su neutralidad sobre el tema ya que
solo recrea opiniones ajenas de determinados conocedores y las enriquece sin
opinar al respecto, sin embargo el recurrir opiniones en cuya mayoría expresan
desdén hacia la ley 100 desvela un motivo oculto de criticar su naturaleza
exponiendo los perjuicios de los que ella es causante.

¿A quienes se dirige el texto?

Como típica característica de un
texto con fines periodístico este está destinado a la mayor cantidad de
lectores posibles y preferiblemente variedad de contextos en la audiencia, sin
embargo dado el tema, el que su opinión provenga de dos conocedores del mismo
que son médicos y el que haya declarado como su motivación el responder a los
comentarios sobre la ley 100 y se enfoque en los de los siete doctores indica
que a pesar de su generalidad, por su naturaleza pública y clara, está en
especial dirigido a los doctores miembros del la Entidades Promotoras de Salud
o EPS sobre las cuales se habla en la mayoría del artículo.

Anton van Leeuwenhoek: Apertura al mundo microscopico.

Fue el primero en realizar importantes observaciones con microscopios fabricados por sí mismo. Correspondiente de la Royal Society de Londres, a la que se afilió en 1680. Desde 1674 hasta su muerte realizó numerosos descubrimientos. Introdujo mejoras en la fabricación de microscopios y fue el precursor de la biología experimental, la biología celular y la microbiología. Heredó la labor de Jan Swammerdam (1637-1680) que vivió en Ámsterdam.

Mientras desarrollaba su trabajo como comerciante de telas, construyó para la observación de la calidad de las telas lupas de mejor calidad que las que se podían conseguir en ese momento, tras aprender por su cuenta soplado y pulido de vidrio. Desarrolló tanto fijaciones para pequeñas lentes biconvexas montadas sobre platinas de latón, que se sostenían muy cerca del ojo, al modo de los anteojos actuales, como estructuras tipo microscopio en la que se podían fijar tanto la lente como el objeto a observar. A través de ellos podía observar objetos, que montaba sobre la cabeza de un alfiler, ampliándolos hasta trescientas veces (potencia que excedía con mucho la de los primeros microscopios de lentes múltiples).

El médico y anatomista neerlandés Regnier de Graaf (1641-1673) es quien presenta las primeras observaciones de van Leeuwenhoek a la Royal Society en 1673. En ellas describe la estructura del moho y del aguijón de la abeja. Comienza entonces un intenso intercambio de cartas entre van Leeuwenhoek y los miembros de la sociedad científica londinense, correspondencia que proseguirá durante casi 40 años, hasta su muerte en 1723. La Royal Society lo admite como miembro en 1680, y la Academia de las ciencias de París lo admite como miembro correspondiente en 1699.

Realiza sus observaciones utilizando microscopios simples que él mismo construye. A su muerte, legó 26 microscopios a la Royal Society que nunca fueron utilizados y que, un siglo más tarde, se habían perdido. El 29 de mayo de 1747, dos años después de la muerte de su hija María, se vende un lote de más de 350 de sus microscopios, así como 419 lentes. 247 microscopios estaban completos, muchos conservando todavía el último espécimen observado. Dos de estos instrumentos tenía dos lentes y uno contaba con tres.

Sus mejores aparatos conseguían más de 200 aumentos.[ No dejó ninguna indicación sobre sus métodos de fabricación de las lentes, y hubo que esperar varias décadas para disponer de nuevo de aparatos tan potentes. Se ignora cómo iluminaba los objetos observados así como su potencia. El más potente de sus instrumentos conservados hoy en día tiene una tasa de ampliación de 275 veces y un poder de resolución de 1,4 μm.Si bien regaló muchos de sus microscopios a sus allegados, nunca vendió ninguno. Se estima que solamente una decena los microscopios que construyó se conservan en la actualidad.

Van Leeuwenhoek mantuvo durante toda su vida que había aspectos de la construcción de sus microscopios «que sólo guardo para mí», en particular su secreto más importante era la forma en que creaba las lentes. Durante muchos años nadie fue capaz de reconstruir sus técnicas de diseño. Finalmente, en los años 1950 C. L. Stongusó un delgado hilo de cristal fundido en vez del pulimento, y creó con éxito algunas muestras funcionales de un microscopio del diseño de van Leeuwenhoek.

Un iatros legendario: Hipócrates.

Tradicionalmente se considera a Hipócrates de Cos el «padre de la medicina» y se le atribuye la autoría del llamado Juramento hipocrático, de un popular libro sobre Aforismas, de cierto número de los textos que forman el Corpus Hipocraticum, así como el hecho de insistir en la observación como base de la práctica clínica, o sea el método hipocrático. Pero la verdad es que se sabe muy poco del Hipócrates histórico, excepto que vivió en el siglo V a.C., que era originario de Cos, que era un médico reconocido y miembro de los asclepíades, que tomaba alumnos y les enseñaba el arte de la medicina; todo lo demás que se dice de Hipócrates es leyenda. Desde luego, el Juramento hipocrático es un documento de origen pitagórico, los Aforismas son una colección de consejos y observaciones médicas que se han ido acumulando a lo largo de siglos, y el Corpus Hipocraticum es una colección de cerca de 100 libros sobre medicina que se escribieron en forma anónima durante los siglos V y IV a.C., algunos hasta probablemente después.

 

El contenido de estos textos es muy variable, algunos son teóricos y muy generales, otros tratan de distintos aspectos especializados de la práctica médica, otros de cirugía, y otros más son series de casos clínicos breves sin conexión alguna entre sí. Como era de esperarse en una colección tan heterogénea, hay distintas teorías para explicar los mismos fenómenos y numerosas contradicciones, no sólo entre distintos libros sino hasta en un mismo texto. Hasta el siglo pasado se creía que varios de ellos (los más antiguos) habían sido escritos por el propio Hipócrates o sus discípulos directos, pero investigaciones más recientes han demostrado que tal creencia es infundada. Lo que el Corpus Hipocraticum sí representa es un resumen del ejercicio entre los griegos de un tipo de medicina, que puede llamarse racional, a partir del siglo V a.C. y hasta el ocaso del helenismo.

 

 

Al mismo tiempo que la medicina racional, en la Grecia clásica persistió la práctica de la medicina primitiva o sobrenatural, ejercida por los iatros especializados en los templos de Asclepíades, y al mismo tiempo otra medicina todavía más primitiva, a cargo de magos y charlatanes itinerantes, demiurgos que iban de ciudad en ciudad anunciando sus pócimas maravillosas y prometiendo toda clase de curaciones y milagros. De hecho, algunos de los libros del Corpus Hipocraticum fueron escritos para combatir a los que practicaban esa forma de medicina, ya que en Grecia no había reglamentación alguna del ejercicio profesional. Tampoco había escuelas de medicina, de modo que si un joven deseaba hacerse médico buscaba a un miembro distinguido de la profesión que lo aceptara como aprendiz; la regla era que fuera admitido a cambio de una remuneración, con lo que el maestro quedaba obligado a impartirle su ciencia y su arte al alumno durante el tiempo que fuera necesario.

La medicina de la Grecia Clásica:De la magia a la ciencia, la entrada de Hipócrates.

Platón se refiere a Hipócrates como un médico perteneciente a los seguidores de Asclepíades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contemporáneos, eso es todo lo que se sabe de él. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia Con uno de los descubrimientos más importantes en toda la historia de la medicina: que la enfermedad es un fenómeno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicería, o la posesión del cuerpo del paciente por un espíritu maligno, o la pérdida del alma, o varias otras cosas mas, que tienen todas un elemento común: se trata de fenómenos sobrenaturales. De hecho, ésa es la razón por la que 105 antropólogos la conocen como medicina primitiva. Pues bien, la tradición ha consagradas a Hipócrates como el defensor del concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se encuentran en el ámbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el sitio geográfico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que data del siglo V a.C., el autor dice:

 

Voy a discutir la enfermedad llamada «sagrada». En mi opinión, no es más divina o más sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su carácter peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al emplear el método sencillo para su curación que adoptan, que consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a considerarse divina nada más porque es asombrosa, entonces no habrá una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostraré que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y sin embargo nadie las considera sagradas.

 

La postura de la escuela hipocrática, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurrió en el vacío. Desde un siglo antes algunos filósofos del mundo griego habían empezado a intentar responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como precedieron a Sócrates se les conoce en su conjunto como los filósofos presocráticos. Los primeros surgieron en Mileto, un próspero puerto en el Egeo (hoy en Turquía), que entonces poseía una población internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos, egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterráneo. Los filósofos eran hombres libres, estudiosos de la astronomía, la geografía y la navegación, e interesados también en la política. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero excluían a la mitología, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien predijo el eclipse del año 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A la pregunta: «¿De qué está formado el Universo?», Tales respondió: «De agua.»

 

Era una respuesta basada en su experiencia, pues había estado en Egipto y observado la forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto. Tales asoció el agua con la vida y le pareció que era el elemento que podía dar origen a todo lo demás. Una generación más tarde, Anaximandro contestó a la misma pregunta señalando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia más primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro filósofo contemporáneo, su discípulo Anaxímenes, opinó que la sustancia que forma todas las demás del Universo es el aire, y que lo hace a través de los procesos de condensación y rarefacción.

 

Había otras muchas teorías para explicar varios fenómenos naturales, como los truenos y los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre sí pero todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y sin la participación de los dioses. De modo que cuando los médicos hipocráticos empezaron a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales ideas ya no eran extrañas.

 

Pero hay otro antecedente histórico del concepto natural de las enfermedades, que probablemente también influyó en la postura opuesta a lo sobrenatural de los médicos hipocráticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 años antes para explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se generaba un principio patológico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a través de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre sí, y de producir trastornos más o menos graves en ellos.

 

Este principio se conoció como wdhw y quizá representa el primer intento en la historia de la cultura occidental de explicar varios síntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente imaginario, pero en este caso la imaginación se mantuvo dentro de lo posible en el mundo de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes basaron gran parte de sus medidas profilácticas y terapéuticas en ella: los snw recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la aparición de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pasó de Egipto a la Grecia antigua, y sus resonancias influyeron a los médicos hipocráticos.

Los primeros médicos: Iatros, los sacerdotes de Asclepíades.

Una parte de la medicina de la Grecia antigua giraba alrededor del culto a Asclepíades. Entre las ruinas griegas que todavía pueden visitarse hoy, algunas de las mejor conservadas y más majestuosas se relacionan con este culto. En Pérgamo, Efeso, en Epidauro, en Delfos, en Atenas y en otros muchos sitios más, existen calzadas, recintos y templos así como estatuas, lápidas y museos enteros que atestiguan la gran importancia de la medicina mágico- religiosa entre los griegos antiguos. Los pacientes acudían a los centros religiosos dedicados al culto de Aslepíades, en donde eran recibidos por médicos sacerdotes que aceptaban las ofrendas y otros obsequios que traían, anticipando su curación o por lo menos alivio para sus males.

 

En Pérgamo y en otros templos los enfermos dejaban sus ropas y se vestían con túnicas blancas, para pasar al siguiente recinto, que era una especie de hotel, con facilidades para que los pacientes pasaran ahí un tiempo. En Epidauro las paredes estaban decoradas con esculturas y grabados en piedra, en donde se relataban muchas de las curas milagrosas que había realizado el dios; los pacientes aumentaban sus expectativas de recuperar su salud con la ayuda de Asclepíades. Cuando les llegaba su turno eran conducidos a la parte más sagrada del templo, el abatón, en donde estaba la estatua del dios, esculpida en mármol y oro. Ahí se hacían las donaciones y los sacrificios, y llegada la noche los enfermos se dormían, sumidos en plegarias a Asclepíades en favor de su salud; en otros Santuarios los enfermos llegaban directamente al recinto sagrado y ahí pasaban la noche.

 

En este lapso, conocido como incubatio por los romanos, se aparecían Asclepíades y sus colaboradores (sus hermanas divinas, Higiene y Panacea, así como los animales sagrados, el perro y la serpiente) se acercaban al paciente en su sueño y procedían a examinarlo y a darle el tratamiento adecuado para su enfermedad. En los orígenes del culto prevalecían los encantamientos y las curas milagrosas, pero con el tiempo las medidas terapéuticas se hicieron cada vez más naturales: las úlceras cutáneas cerraban cuando las lamía el perro, las fracturas óseas se consolidaban cuando el dios aplicaba férulas y recomendaba reposo, los reumatismos se aliviaban con baños de aguas termales y sulfurosas, y muchos casos de esterilidad femenina se resolvieron favorablemente gracias a los consejos prácticos de Higiene.

 

En la Grecia antigua, el médico o iatros era un sacerdote del culto al dios Asclepíades, y su actividad profesional se limitaba a vigilar que en los santuarios se recogieran las ofrendas y los donativos de los pacientes, se cumplieran los rituales religiosos prescritos, y quizá a ayudar a algún enfermo incapacitado a sumergirse en el baño recomendado, o a aconsejar a una madre atribulada sobre lo que debía hacerse para controlar las crisis convulsivas de su hijo. Aunque el iatros era el equivalente del brujo o chamán de la medicina primitiva, del asu asirio, del snw egipcio y del tícitl azteca, sus funciones estaban mucho más restringidas que las de sus mencionados colegas, porque él pertenecía a una sociedad mucho más estratificada y a una disciplina profesional mucho más rigurosa.

 

En los museos de Éfeso, Pérgamo, Epidauro y Atenas (y en muchos otros museos griegos), y también en el Museo del Louvre, en París, en el Museo Británico, en Londres, en el Museo Alemán, en Munich, en el Museo de San Carlos, en México, y seguramente en muchos otros museos de otros piases del hemisferio occidental, hay hermosas estatuas de Asclepíades, el antiguo dios griego de la medicina, que se conoció como Esculapio entre los romanos. En mi efigie favorita aparece como un hombre atlético y maduro, con pelo y barba rizados, apenas cubierto por su túnica y recargado en un caduceo en el que se enrosca una gruesa serpiente. Su imagen es claramente primitiva y no hay duda de que pertenece a un mundo ya desaparecido desde hace muchísimo tiempo.

 

Sin embargo, su influencia en el ejercicio de la medicina duró más de 1 000 años, en vista de que se inició en el mundo antiguo y se prolongó en la Grecia clásica, se mantuvo en la época de Alejandro Magno, siguió durante Imperio romano y con él llegó hasta el Medio Oriente, en donde persistió hasta los principios de la Edad Media, después de la caída del Imperio bizantino y con la conquista de Constantinopla por los árabes. Durante todo este prolongado lapso las ideas médicas mágico-religiosas de los asclepíades y las práctica asociadas con ellas prevalecieron en el mundo occidental, o por lo menos coexistieron con otros conceptos y manejos diferentes de las enfermedades, que fueron surgiendo con el tiempo pero que no tuvieron la misma fuerza para sobrevivir. Uno de ellos fue el sistema médico asociado con el nombre de Hipócrates de Cos, quien vivió a principios del siglo V a.C.

El origen de la medicina griega: El dios Asclepíades.

La medicina de la Grecia antigua no era diferente de la primitiva, tenía una sólida base mágico-religiosa, como puede verse en los poemas épicos La Ilíada y La Odisea, que datan de antes del siglo XI a.C.

En ambos relatos los dioses no sólo están siempre presentes sino que conviven con los humanos, compiten con ellos en el amor y pelean con ellos en la guerra y hasta son heridos pero (claro) se curan automáticamente. No así los guerreros mortales, cuyas heridas requieren los tratamientos de la medicina primitiva, aunque ocasionalmente también se benefician de la participación de los dioses.

 El dios griego de la medicina era Asclepíades. Según la leyenda, Asclepíades fue hijo de Apolo, quien originalmente era el dios de la medicina, y de Coronis, una virgen bella pero mortal. Un día, Apolo la sorprendió bañándose en el bosque, se enamoró de ella y la conquistó, pero cuando Coronis ya estaba embarazada su padre le exigió que cumpliera su palabra de matrimonio con su primo Isquión. La noticia de la próxima boda de Coronis se la llevó a Apolo el cuervo, que en esos tiempos era un pájaro blanco. Enfurecido, Apolo primero maldijo al cuervo, que desde entonces es negro, y después disparó sus flechas y, con la ayuda de su hermana Artemisa, mató a Coronis junto con toda su familia, sus amigas y su prometido Isquión. Sin embargo, al contemplar el cadáver de su amante, Apolo sintió pena por su hijo aún no nacido y procedió a extraerlo del vientre de su madre muerta por medio de una operación cesárea. Así nació Asclepíades, a quien su padre llevó al monte Pelión, en donde vivía el centauro Quirón, quien era sabio en las artes de la magia antigua, de la música y de la medicina, para que se encargara de su educación. Asclepíades aprendió todo lo que Quirón sabía y mucho más, y se fue a ejercer sus artes a las ciudades griegas, con tal éxito que su fama como médico se difundió por todos lados. La leyenda señala que con el tiempo Apolo abdicó su papel como dios de la medicina en favor de su hijo Asclepíades, pero que éste fue víctima de hubris y empezó a abusar de sus poderes reviviendo muertos, lo que violaba las leyes del universo. Además, Plutón, el rey del Hades, lo acusó con Zeus de que estaba despoblando su reino, por lo que el rey del Olimpo destruyó a Asclepíades con un rayo.

 

 

La medicina primitiva: Magia Divina

Una forma de acercarse a los orígenes de la medicina es estudiando las ideas sobre la enfermedad y las prácticas terapéuticas de los pueblos primitivos que han sobrevivido en esa forma hasta nuestros días. Tal concepto supone que, de la misma manera que el resto de su cultura, la medicina que practican en la actualidad los grupos sociales primitivos refleja la que existía en los albores de la civilización, antes de que se desarrollara la escritura y se iniciara el registro de la historia. Existen varios estudios de ese tipo, realizados en diferentes épocas y en numerosos grupos primitivos de distintas partes del mundo, que muestran una serie de características comunes:

1) Las enfermedades son castigos enviados por una deidad, casi siempre por la violación de un tabú o de alguna ley religiosa, o bien son causadas por brujos o hechiceros, pero en todo caso se trata de fenómenos sobrenaturales;

2) tanto el diagnóstico como el tratamiento de las enfermedades requieren medios y ritos igualmente mágicos o religiosos;

3) los personajes encargados del manejo de los pacientes son sacerdotes, brujos o chamanes, que con frecuencia funcionan como las tres cosas, a veces simultáneamente;

4) hay distintas formas de adquirir las enfermedades, pero entre las más frecuentes están el castigo divino, la introducción de un objeto en el cuerpo del paciente, como una piedra o un hueso, la posesión por un espíritu, la pérdida del alma, el «mal de ojo», el «susto» y otras más;

5) Aún las lesiones traumáticas, como las heridas de guerra así como las complicaciones del embarazo o hasta la mordedura por animales como el jaguar o la víbora, cuyas causas son bien aparentes, para el hombre primitivo están llenas de elementos mágicos o sobrenaturales.

Este concepto mágico-religioso de la medicina, con variaciones de detalle según distintas épocas y regiones geográficas, estaba ampliamente difundido entre los pueblos primitivos de localizaciones tan distintas como Mesopotamia, Egipto y otros grupos de África, Europa, Australia y América. De hecho, cuando a principios del siglo XVI ocurrió el «encuentro» de las dos culturas, la española y la mesoamericana, ambas compartían este concepto mágico-religioso de la medicina, aunque los dioses respectivos tenían distintos nombres y los mecanismos de enfermedad aceptados por los indígenas (pérdida del alma o «mal de ojo») eran diferentes del que prevalecía entre los europeos (desequilibrio de los humores), que entonces todavía se encontraban bajo la influencia de las ideas galénicas. Para ambas culturas las enfermedades eran castigos divinos enviados por los dioses ofendidos a los hombres y mujeres pecadores, y en ambos casos parte del tratamiento era suplicarles su perdón (a Dios Nuestro Señor o a Tezcatlipoca el Negro, según el caso) por medio de rezos o de encantamientos, así como con regalos, sacrificios, penitencias y promesas de enmienda.

Aunque el concepto mágico-religioso de la medicina sea primitivo, eso no significa que sea cosa del pasado. Además, tampoco se limita a los grupos sociales y étnicos caracterizados por los antropólogos como primitivos, sino que persiste hasta hoy en muchas culturas de distintas partes del mundo, junto con otras tradiciones de épocas muy antiguas. En México forma parte importante de lo que se conoce como medicina tradicional, así como de muchas de las «curas» o «limpias» que todavía realizan a diario centenares de curanderos o brujos como «tratamiento» no sólo de toda clase de enfermedades, sino también para salir de una racha de mala suerte, para mejorar el empleo, o para lograr que vuelva el ser amado.